A la salida de la Clínica Alcla, en Buenos Aires, los fanáticos de Gustavo Cerati suelen esperar a Lilian Clark, su madre, para entregarle retratos y pinturas que le han hecho al músico. Algunos cantan desde el andén, esperando que su ídolo los escuche. Han pasado tres años desde ‘el incidente’, pero el cariño no cesa.
“Son cuadros alucinantes, y eso es lo que provoca Gustavo”, afirma la periodista y locutora Maitena Aboitiz, quien siente que su libro Cerati en primera persona es otra muestra más de ese afecto; una que tomó meses de investigación y que les da a todos los que rondan al músico la sensación de estar leyendo sus memorias artísticas.
En la publicación, que ha sido sensación en Argentina, Aboitiz solo usa frases dichas por Cerati en centenares de entrevistas que dio a medios de todo el continente, desde que se embarcó en su primer proyecto fuera de Soda Stereo, ‘Colores Santos’ (1992), hasta la presentación de Fuerza natural (2010).
Son casi 20 años de declaraciones de un artista que no tenía problemas para contener sus palabras. La autora, quien trabaja como locutora en la estación Rock N Pop, garantiza que no puso un solo conector o una palabra que no le perteneciera a él. El resultado: una serie de testimonios vinculados entre sí hasta alcanzar un único relato.
“Fue un trabajo muy arduo –recuerda– pero siempre tuve claro lo que quería: ahondar en su carrera como solista”. Así, consultó todo el material audiovisual y de prensa disponible, e hizo una cuidadosa selección para reproducir con fidelidad las palabras del músico.
Aboitiz tuvo la suerte, además, de poder acceder al archivo periodístico de la familia de Cerati, lo que le permitió escudriñar en material que ni siquiera se consigue en hemerotecas, y descubrir rarezas como los demos de canciones que tenían otros títulos y cuyas etiquetas él mismo escribió a mano. “Después de todo este trabajo, puedo decir que él siempre tuvo muy claro en cada entrevista qué quería comunicar, qué quería hacer público de cada disco”, cuenta.
“Las dos veces que hablé con él, una para Antología del rock argentino (su anterior libro) y la otra para el programa de TV Videoteca, fueron extraordinarias –plantea Aboitiz–. Recuerdo a un hombre elocuente, con sentido del humor y con una mirada alucinante de las cosas, aguda, y con un pensamiento profundo sobre la industria musical”.
El genio, en su madurez
Quien espera encontrar en el texto una alegoría a Soda Stereo, se va a decepcionar: “Todo lo que tiene que ver con Soda ya está bastante documentado. No ocurre lo mismo con su carrera como solista, que es super rica y coincide con su etapa de madurez –explica Aboitiz–. Leyendo el libro cronológicamente, uno va siendo testigo del crecimiento de Gustavo como persona y artista”.
La autora también destaca el profesionalismo de un músico consagrado: “Uno piensa en general con los roqueros que son de vida fácil, que las canciones les salen solas. Pero en el caso de Gustavo, en cada disco y en cada canción hay un trabajo enorme, una búsqueda auténtica para ser leal a sí mismo. No es lo que la gente quería escuchar, sino lo que él consideraba que tenía mejor en ese momento para dar”.
Ha llamado la atención que el prólogo del libro fue escrito por Shakira. Aboitiz explica que había omitido la idea de un prólogo, pero un día le contó sobre el libro a la barranquillera y ésta se emocionó tanto que le pidió escribir el texto introductorio.
“Muchos me han preguntado: ‘¿Por qué ella? Si hay gente que lo conoce mucho más’. Tal vez esas personas que lo conocen tanto no hubieran querido escribirlo o no podrían hacerlo (...) Es un hermoso prólogo escrito a corazón abierto, y no debió haber sido fácil para ella hacerlo, en el sentido emocional”.
Aún se espera el milagro
Cerati sufrió un accidente cerebro vascular tras un concierto en Venezuela, el 15 de mayo del 2010. Charly Alberti, el baterista de Soda Stereo, dijo hace poco que “no hay nada que indique que está mejor, pero tampoco que vaya peor”. Su madre ha dicho en entrevistas que no piensa en la idea de desconectarlo.
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